lunes, 6 de octubre de 2008

Ciudades


Nunca piensas que una ciudad diferente a la tuya puede cambiarte tanto. Un día te levantas en Barcelona y al otro estás paseando por un sitio al que no llamas hogar. Y te faltan cosas, no te cabían todas en el equipaje: la próxima vez traeré una maleta más grande.

Un día duermes en ese lugar que no llamas hogar y al día siguiente es tu hogar quien viene a ti.

Ya queda menos, pequeña...