jueves, 14 de agosto de 2008

El tiempo apremia

Ya queda poco. Para todo. Queda poco para tu nueva vida allí y poco para mi nueva vida aquí. Vale, con la mía quizás exagere... total, tampoco cambiará mucho. Pero sabes que espero el cambio, novedades, que me llamen y me digan: te queremos aquí con nosotros. Tú ya sabes a qué me refiero.

Ahora nos queda seguir adelante con los pocos días: nos quedan las ganas de vivir más, de vivir cosas distintas. Tú más que yo, pero sabes que mi alma no tiene nada que perder y que cuando te subas en ese tren o avión va a querer meterse en tu maleta, cual polizón. Porque le encanta acompañarte allá siempre donde vayas.

No te has ido y ya pienso en como serás cuando vuelvas. Serás tú pero diferente. Y creo que me gustará, porque te hace falta. Te hace falta sentir libertad por un tiempo, cambiar de aires, empezar de nuevo: como si hubieras muerto y empezases a vivir de nuevo. Es como una oportunidad de crecer y superarme (jaja!) y superarte. Porque ambas sabemos que lo único que queremos es crecer, y no de alto ni de ancho, ya sabes, hacia todos los lados de nuestro interior.

Aún nos queda alguna conversación más. Pero el tiempo pasa rápido y cuando te des cuenta estarás en un banco abriendo una cuenta y moviendo los brazos de forma espásmica intentando decirle al señor que tienes delante: "Voglio mettere i miei euro in un cliente e girarlo nei franchi svizzeri". O algo parecido.

Te veo demasiado poco y el tiempo pasa demasiado rápido.

Te odio.

No hay comentarios: